Los fraccionamientos y unidades habitacionales, o como dice una novela española: las urbanizaciones, cercanas a la ribera del río Cazones están entre el lodo. Lodo, mucho lodo dejó el huracán Lorenzo a su paso por esta región. La gran cantidad de agua que descargó sobre la Sierra Madre Oriental hizo crecer los arroyos y ríos que desenbocan en esta parte del Golfo de México. Esas grandes avenidas se salieron de madre. Desbordado el río Cazones inundó, otra vez como en octubre de 1999, miles de casas. Por ahora no están habitables, están inundadas de lodo.
En ese lodo que dejo Lorenzo, hay lugar para el garbo y para el camino al futuro. Una mujer caminaba en el lodo como si lo hiciera en una plaza. Una niña caminaba en el lodo viendo hacia adelante y pisando firme.
El lodo tiene que quitarse. La vida tiene que seguir. Una solución que ya lleva ocho años postergada es reubicar esas viviendas, tiene que ser en este siglo.
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