La madrugada fue intensamente fría. La mañana un tanto cálida con el sol en todo su esplendor. Un chocolate fue magnífico en el desayuno. La ciudad en su parte norte muestra el deterioro. La talavera de las fachadas resiste la intemperie. En el sur, rumbo a Atlixco, están las nuevas edificaciones, acero, concreto y vidrio. Plazas comerciales que no distinguen una ciudad de otra. Monotonía. En una avenida, adornan el camellón central un conjunto de esculturas con figuras de ángeles. En eso, esta urbe, ahora, no se distingue de la Puebla del siglo XVI.
domingo, diciembre 04, 2011
Puebla de Zaragoza
La madrugada fue intensamente fría. La mañana un tanto cálida con el sol en todo su esplendor. Un chocolate fue magnífico en el desayuno. La ciudad en su parte norte muestra el deterioro. La talavera de las fachadas resiste la intemperie. En el sur, rumbo a Atlixco, están las nuevas edificaciones, acero, concreto y vidrio. Plazas comerciales que no distinguen una ciudad de otra. Monotonía. En una avenida, adornan el camellón central un conjunto de esculturas con figuras de ángeles. En eso, esta urbe, ahora, no se distingue de la Puebla del siglo XVI.
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