Cuando se acabó la fiesta, salimos al bolulevard. Enmedio las palmeras mecidas por el suave viento. Estaba fresco después de la prolongada lluvia. Enfrente, el mar con su melodía continua. Aspiramos el aire fresco de la madrugada. Abordamos el auto y avanzamos al lado del mar.

1 comentario:
frío, frío...igual que aquí.
un abrazo
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