lunes, febrero 27, 2006

De la ciudad de México a Veracruz y de ahí a Xalapa

Ayer, llegué al aeropuerto a 6:48 de la mañana. Recogí en la guardería de equipaje mis maletas y documenté una de ellas, para salir a Veracruz en el vuelo en que me reacomodaron por la cancelación del día anterior.

Cuando me dirigía al mostrador de la línea aérea me encontré a mi primo Noé, quién viajaba de regreso a Mexicali. Desayunamos, mientras separábamos nuestros vuelos, y conversamos.

Abordamos el avión que salió casi a tiempo. La llegada a Veracruz fue con vibración del aparato por los vientos del norte y lluvias. Descendimos en medio de la lluvia. Me esperaba con el auto mi hijo David.



Al intentar salir del estacionamiento no pudimos hacerlo en la primera ocasión, tuvimos que regresar a la sala a pagar, en una máquina, el costo del estacionamiento. De las dos máquinas que hay para ello, una estaba fuera de operación y la única que funcionaba se trabó con nuestro comprobante. Buscamos al encargado, quien trató de arreglar la falla del aparato Lo convencimos de que nos cobraran en la caseta de salida del estacionamiento, por radio le dijo a la persona encargada que nos cobrara y finalmente pudimos salir del aeropuerto.

Con la lluvia y el viento del norte llegamos a Veracruz. Fuimos a visitar a unos familiares.



Salimos a la carretera con un intenso tráfico, provocado por los espectadores del carnaval, cuyo desfile del día domingo resultó aguado, en medio de la lluvia y viento. Por la televisión local se vio que las gradas estaban vacías y los carros que desfilaron lo hacían sin bailarinas o cubriéndose de la lluvia.



Por la lentitud con que avanzaba el gran tráfico de vehículos, pudimos ver en la orilla de la carretera unas bardas con leyendas sobre la actuación del Presidente Vicente Fox y su esposa, donde los comparan con la frustrada pareja imperial que pretendió gobernar México en el siglo XIX.


Con tardanza, llegamos a Xalapa, donde empezaba a soplar viento del norte. Estamos de regreso en casa.

viernes, febrero 24, 2006


Día de la Bandera

Bandera del catamarán, en el que ayer hicimos un paseo marino por las Bahías de Huatulco, en la costa oaxaqueña del oceano Pacífico.

lunes, febrero 20, 2006

De la ciudad de México a Xalapa

Preparamos durante la mañana de ayer el equipaje, después de estar trabajando algunos meses en la ciudad de México. Ya organizadas la maletas y colocadas en el vehículo, partimos.

La salida por el Viaducto es inusualmente ágil. Por la avenida Zaragoza salimos a la autopista. En las cercanías de San Martín Texmelucan, tomamos una nueva ruta.

Al ir llegando a Tlaxcala, me sorprende ver en lo alto de un cerro una bandera mexicana ondeante. Pasamos Tlaxcala.



Pasamos Apizaco, Huamantla y El Carmen. Termina Tlaxcala, principia Puebla. En Zacatepec, al acercarnos a l entronque con la carretera que viene de Acatzingo, tenemos enfrente una vista impresionante del Pico de Orizaba, el volcán nevado en todo su esplendor.

Nos incorporamos a la carretera que hemos transitados los últimos meses y seguimos avanzando. Llegamos a Xalapa a media tarde. Estamos de regreso en casa.

domingo, febrero 12, 2006



De Xalapa a la ciudad de México enmedio de la niebla

Amanece gris. La niebla cubrió desde ayer la región. Los vientos del Norte soplaron fuerte en Xalapa, 60 0 70 kilómetros por hora. No me levanto y leo.

Al mediodía salgo a cortarme el pelo. Ya no encuentro al peluquero que me lo cortaba, hay cambios, me lo corta una chica.

Salimos a la carretera a las tres de la tarde. Todo lo que vemos, que es muy poco, está cubierto de niebla. La niebla permanece aún después de haber pasado Perote. Tomo una fotografía en Toxtlacoaya y otra en la llegada a Perote, a las filas de árboles que forman el set cinematográfico.

En todo el trayecto no vemos el Sol. Sólo tenuemente detrás de las nubes.

Cómo cambiamos de auto, ahora traigo el de mi hijo, muy ligero, avanzamos rápido, muy rápido. De pronto veo que vamos a 170 kilómetros por hora, disminuyo la velocidad, nos mantenemos en 140, salvo donde hay autos que son conducidos en el carril de alta a menor velocidad. Rebasamos.

Llegamos rápido a la ciudad. Apenas empieza a anochecer, entramos en el inmenso lago de luces…

lunes, febrero 06, 2006


Anochecer frente a la Catedral

Las tardes en Oaxaca son templadas, aun en estos días de invierno. Frente a la Catedral y su costado izquierdo se congregan las familias con sus niños. Los pequeños juegan con globos. Globos que llevan en sus manos u otros largos que arrojan hacia el cielo y cachan.

He visto este juego de los niños de Oaxaca desde hace muchos años. En las pocas veces que estuvimos de vacaciones aquí con mis hijos, cuando fueron niños, también jugaron con globos. Es un juego y alegría singulares.

Así transcurre el atardecer y llega la noche. Los niños siguen jugando, cuidados por sus padres, observados y fotografiados por turistas que son testigos de esta convivencia…


El chocolate

En el mercado del centro de la ciudad compramos carnes con la preparación típica de aquí: Tasajo y cecina. Compramos pan.

Vamos por el chocolate al expendio donde es preparado a la vista de quien lo compra. Pedimos la combinación que preferimos de la mezcla de cacao, azúcar, almendras y canela, esta ultima traída desde Ceilán.

Cada elemento del chocolate es pesado. Juntos los elementos son depositados en el molino y esta maquina, operada por el chocolatero, lo convierte en una mezcla deliciosa.

Ya llevamos el chocolate, el pan. Tendremos una merienda exquisita. El vehiculo se inunda con el aroma de chocolate. Chocolate de Oaxaca…

Tlayuda

En México, en todo el país, se comen tortillas. Tortillas de maíz en el centro y el sur y de trigo en el norte. En Oaxaca estas son especiales, son las Tlayudas.

Una tlayuda es una torrilla de maíz, con una consistencia fuerte, del tamaño de un plato. Son preparadas con frijoles, quesillo –queso de hebra-, aguacate y tasajo –cecina de res- u otras combinaciones de las comidas que por aquí se preparan.

Comer una tlayuda es suficiente, aun cuando se tiene buen apetito. Comer una tlayuda es saborear el conjunto de maíz, aguacate, ambos originarios de México, con los frijoles, la carne y el queso. Es comer un diminuto pedazo de Oaxaca. Es quedarse con el paladar saboreando esta tierra, esta ciudad hecha de cantera verde. Esta ciudad hecha de piedra, hecha de sabores, hecha de música, hecha de pintura, hecha para caminar en ella, a la vez que se descansa el estomago se recorre la historia…


Concierto en la Plaza de la Constitución de Oaxaca

Ayer, antes del mediodía llegamos a la Plaza de la Constitución, el Zócalo de Oaxaca de Juárez. Esperamos que inicie el concierto de la Banda de Música del Estado. En tanto leo el diario.

Inicia el concierto, con una pieza de homenaje a Mozart: La obertura de la opera Las Bodas de Fígaro. Sigue la obertura de Primavera del compositor mexicano del siglo XIX Beristain. Luego la obertura de Russlan y Luzmila de Glinka. Enseguida la marcha del compositor ingles Elgar: Pompa y circunstancia. Continúa con el vals Emperador de Strauss. Hay un receso.

La banda integrada por setenta músicos, dos mujeres, dirigida por el maestro Eliseo Martínez Gracia esta colocada en la esquina noroeste del Zócalo, a la sombra de un enorme laurel, rodeada del publico integrado por turistas, mayoritariamente extranjeros y oaxaqueños. Un locutor explica que el origen de esta banda data de 1867, después de que el Ejercito Liberal apoyara al Presidente Benito Juárez en la restauración de la Republica, al formarse bandas militares de los Batallones Guerrero y Zaragoza establecidos en esta capital.

Segunda parte del concierto: West side store de Bernstein, luego Luisa Fernanda de Torroba y concluye con Amparito Roca de Texidor. Termina el concierto.